principal articulos reportajes informes opinion mapa_del_web

 El día 23 de Agosto de 2021 se publica en Internet noticiosa ruta excursionista por el autor de la misma intitulada Avenc d'en Sureda en función de su propio nombre, tras descender la verticalizada sima de acceso, oportunamente divulgar el evento en la red (https://es.wikiloc.rutas-espeleologia/avenc-den-sureda...) internauta y así facilitar la información necesaria para localizarla.  Al efecto X. Antich se interesa en conocerla y con otros habituales compañeros espeleólogos se decide iniciar una exploración que en principio no parecía ofrecer sino discretas perspectivas, dado el alto nivel de C02 dominante en el interior y el tétrico aspecto de la sala vestibular.

No quedaba lugar para perder el tiempo dentro, soportando el acumulativo pernicioso efecto de la poco respirable atmósfera de la zona transitable, así que el equipo explorador se esforzó en terminar cuanto antes. Aún resultando necesario volver otra vez, y otra, y las demás veces, para intentar ir acabando los trabajos cartográficos que representaran mínimamente la caverna. Sin olvidar hacer algunas improvisadas fotografías para documentar la tarea catalogadora del subterráneo.

Larga serie de lluviosas, ventosas y frías semanas dieron alas a quienes bien sabemos que la meteorología ayudaría a su manera, para afrontar las dificultades respiratorias, conforme avanzaba el invierno; con todo y que el cansancio ya hacía mella en algunas de las personas más implicadas en el proyecto; porque cada jornada en el interior pasaba su correspondiente factura de cansancio físico y la cueva parecía irse alargando hacia el profundo húmedo infierno. De modo que se reforzó el equipo con alguna ayuda complementaria, para aligerar en cierta medida la posibilidad de oportunos turnos de relevo en caso de comprensible abandono. Sobre todo para animar la punta de progresión hacia el final sin frenar demasiado  la impaciencia de quienes hubieran preferido terminar cuanto antes y de cualquier manera.

Poco a poco los días fueron pasando y en cada fin de semana de la correspondiente incursión se fue notando cierto mejor progresivo alivio, cuando las ventiscas y el agua de las tormentas del exterior forzaron -succionando- la extracción del dióxido de carbono que había permanecido estratificado en el fondo o base de esa cresta calcárea, dolomítica y margosa de una especie de enorme iceberg  emergente a lo largo de la fosca y hosca catenaria cenital. Momentos en que los primeros tiros de aire fresco permitieron  avanzar sin mayor dificultad a través de la embarrada zona del zócalo superior, bajando por varios puntos y descendiento a todos y cada uno de los pozos que se ofrecían a los ojos de los menos pacientes.  Sin que el equipo del levantamiento topográfico le fuera en ningún momento a la saga, sino todo lo contrario: señalando y prospeccionando las incógnitas pendientes y, en lo necesario, forzándolas con descuelgues, escaladas y franqueo de angosturas.

Tampoco es que el antro sea de lo más tremendo de este mundo insular, ni que algunos enervantes egos se crean exploradores de elite o algo parecido, pero la competencia por ser a bajo coste el mejor, cuando se presenta la ocasión para lucirse en las redes sociales, destapa a veces algunos feos demonios de la inconsciencia humana y... "Quien esté libre de pecado...que tire la primera piedra". Quiere decirse que suele ser habitual encontrarse prolongaciones subterráneas inéditas, incluso muchos años después de dar por terminadas las exploraciones y publicaciones de sus más intrincados recovecos. Aunque de momento no parece ser este el caso, ya que las tareas en curso son el producto de un trabajo sistemático bien encaminado y debidamente ejecutado, a pesar de los imponderables. 

Son las muy blancas calizas del estrato geológico más superficial del enclave cársico donde se encuentra el agujero de entrada, las que explican las particularidades de este alargado, tortuoso, arduo y fallado abismo.  Infierno blanco en las extremidades, cuajado de espeleotemas diversos, menos barrocos que rococó. Donde el colorido lo pone cada uno de los minerales implicados en la composición estratigráfica, sean hierro, cobre, galena, zinc, plomo, yeso, carbonatos, etc.; como es sabido, materias disueltas por el agua pluvial y recristalizadas en función de atmósfera higrométricamente muy saturada. Sin poder alegarse el que se trate de fases inundatorias, como sí, en efecto, resultan presente en mínimo encharque temporal situado junto al Salt de sa Merdassa, donde pueden apreciarse ciertos enrasados niveles de corrosión y recrecidos calcíticos comparables a los existentes en tantas otras gorgas o confinadas charcas inundatorias, sean grandes o diminutas.

En cuanto a las morfologías y tipos cristalográficos, suelen vulgarizarse documentalmente en función de las inefables apariencias de uvas, coliflores, coraloides, erizos y demás lindezas seudo eruditas, sin atenderse debidamente la estructura en que se forman los cristales, los ejes sedimentarios seguidos, la carga molecular que los inducen y su energía matriz. Universo espeleotemático en modo alguno ajeno al mejor especialista y al cual hay necesariamente que remitirse.

Cuestión diferente es la rotura de las diversas formaciones travertínicas, afectadas por la pérdida de masa hídrica en las arcillas de disolución y en el sustrato margoso basamental. Con cada ciclo de bajada del nivel freático local sobreviene el correspondiente encaje del suelo. Así columnas, coladas y recubrimientos parietales se parten, para acto seguido producirse casi siempre nuevo recrecimiento carbonático, resultando un indicador útil para el estudio del proceso subsidenciario generador de la caverna. Sin embargo el persistente remonte disolutorio cupular ejerce intenso proceso complementario, provocando desprendimientos de tierras, rocas y espeleotemas estalactíticos que se van acumulando en el suelo, ejerciendo cada vez mayor pesada carga detrítica de la cresta hipogea, o heterogénea sedimentación desprensiva de carácter endógeno.

Destaca por consiguiente, en esta concreta notable cueva-sima de Camp Duai, el prolongado núcleo deyectivo interno, las numerosas salas engarzadas en el eje estructural del imbricado fenómeno orogénico, mecano-clástico subsidente y  morfogénicamente cársico, sin olvidar el centenar de vericuetos por donde cualquiera puede hallar franca inédita continuidad.

"Corpus cavernario mayoricense"

jaencinas.ccmallorca@gmail.com